viernes, 27 de marzo de 2020

Perfume Rojo

Apareció un día,
como una brisa fresca de primavera,
como un trago de cerveza fría 
en una noche de verano,
como la calada de un porro entre risas.

Apareció un día,
con el alma atada y
el corazón luchando
por salir del pecho.

Sonrisas, optimismo, pasión...
lo viste claro, y decidiste 
adentrarte en ese paseo
sin retorno.

Suaves manos, 
grandes y tristes ojos;
dama desconocida
de perfume rojo.

Antojadizo el destino
al ponerla en tu camino
y caprichosas las horas
colgadas de su cintura,
que con el viento 
(igual que ella) se iban
a cada momento.

Dama libre como ave del paraíso,
pero oscura como cuervo,
dama que voló sin billete de retorno.

Cada día deseando ser dueño
del huracán de su cabeza,
cada día buscando cómo...
cómo parar el reloj de arena
de sus ojos sobre ti.

Cada segundo conservando el rojo
de su perfume bajo tus sábanas.

Da igual que cerrases las puertas,
da igual que tapiases las ventanas;
la dama voló cuando quiso
dejando la estela de su rojo perfume.

Y es que a fin de cuentas
desataba su alma volando,
alto, muy alto, donde su corazón
sale del pecho.

Mirarás al cielo,
el ave del paraíso no volverá
pero recordarás al cuervo 
y el calor de sus alas,
que no te dañará nunca más.

Jamás olvidarás el rojo de su perfume,
jamás... ese olor; su perfume de verano...




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sábado, 23 de agosto de 2014

Tu función.

Se abrió el telón en esa noche oscura
y viste las nubes teñidas por el rojo
eclipse de la luna chorrear sangre
en el oscuro horizonte...
todo lo que quedaba,
resquicios de esa oscuridad
abandonada.

Paranoias de un eterno soñador,
herrar tu caballo, ajustar la cincha,
calzar estribo y nueva ruta
en tu camino; olvidar y rehacer...
mientras el horizonte se desangraba
a tu espalda.

No pensar, no escuchar esa voz,
adelante y que no te pille el sol.

Tierras muertas y secas,
grises y frías, qué mejor lugar
para esconder tu dolor,
que no te alcance viajero...
esta vez no...

Pero dime tú...
¿Qué hacer para escapar de eso
que llevas en tu interior?
Algo incontrolable hasta
para quien lo padece...
incontrolable para tu sed,
casi tan grandes como tus ganas
de escapar.

Déjame decirte que nadie se libra
de pecado ante los ojos de
lo que era tu Dios,
el cual ya no te alumbrará
ni te acogerá, porque para nosotros
no hay lugar en el paraíso.

Llora cuanto quieras, reza...
y aférrate a tu biblia, que se
convertirá en papeles destrozados
cuando la fuerza de la impotencia
pase por tus manos.

No queda más que sucumbir
al antojo de nuestro ser,
volver a esa naturaleza de la que
vinimos y a través de la cual nos
queremos esconder.

Tus ojos empiezan a notar el cambio,
tu bestia ha decidido correr,
en tus manos se refleja el gran animal...
y tú, negándote a la vida y a la sed
decides clavarlas en tu pecho,
regalando a la madre tierra tu corazón,
poniendo fin a esta obra,
en esta noche roja y oscura,
en la que decides cerrar tu telón.

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lunes, 16 de junio de 2014

Tiempo.

¿Alguna vez se han parado a observar el paso del tiempo?...
Para muchos pasa desapercibido,
pero siempre pasa y pasará,
solo hay que saber donde
te lo muestra el mundo:
en cada piel que se arruga,
cada lágrima que corre ávida
por una mejilla, cada nota
perdida en el viento,
cada sombra que consume la
inmensidad antes abrasada
por el sol y dando paso a las más
oscuras y estrelladas noches.

No todos tienen la misma percepción
del tiempo,yo sin embargo
he visto (y veré, por desgracia)
muchas formas de pasar el largo tiempo,
implacable para ustedes,
frágiles mortales que vienen
a buscar cobijo bajo mis ramas,
pues yo soy el viejo ciprés
tocado por la mano de Tefnut.

Encargado de ver y escuchar
atento todas las noches silenciosas,
cada alma de cada peregrino
que llega hasta mi, sabiendo
dónde acaba su verde camino,
de bosques que se alzan
señoriales ante toda vuestra raza
y hogueras que os atrapan entre
brasas de esperanza, haciéndoos sentir como
lo que sois, esclavos del tiempo,
los cuales moriréis encerrados en
esas cárceles de calcio que os atrapa
durante todo vuestro viaje.

Y yo seguiré eterno y portentoso,
cuando vuestros pies
alcancen mi sombra a la tarde,
mientras esa percepción
del tiempo convertida en oscuridad
se va haciendo más
y más densa, hasta que os absorba
y vuestra carne sea
abono para mi longevidad...


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viernes, 17 de enero de 2014

La Presa.

Paseo por las calles de mis pensamientos
buscando algún recuerdo que pueda guardar,
algo que disipe los tormentos de mi cabeza;
pero no hay nada digno de conservar...

Mi interior es como una casa en ruinas
cuyo interior ningún fantasma habita.
Ya no hay nada que recoger de este suelo,
el cual va siendo devorado poco a poco
junto con los polvorientos muebles
por mustias raíces...

¿Qué pensar?
¿Qué hacer?
¡¿Qué decir?!

Nada... pues solo me queda callar...
Presa de su ira incontrolada
mi alma un día fue ahogada;
me silenciaron la voz
y me cortaron las alas...

Esperanza que llovió una vez,
sus charcos se han convertido
ahora en sueños rotos,
cuales trozos tengo que recoger.

Mis manos acuchilladas por tu maldad
y mi rostro teñido por la desesperación
hace que esto empeore cada vez más.

Aferrada a lágrimas de cristal
intento no caer en lo más profundo,
pero inútil resistencia es...
cuando el peso de tus cadenas
se ciernen sobre mi para no dejarme volver.

¿Qué pensar?
¿Qué hacer?
¡¿Qué decir?!

Nada... pues solo me queda callar...
Presa de su ira incontrolada
mi alma un día fue ahogada;
me silenciaron la voz
y me cortaron las alas...



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domingo, 13 de octubre de 2013

Isure Glutiam.

Me llamo Isure Glutiam y soy un habitante de la ciudad del viento, 
construida a muchos metros sobre las nubes.
Donde vuestra vista no alcanza existe esta “tierra” (si se le puede llamar así)
en la que los edificios se levantan sobre terrenos de gas,
los animales corren libres y no faltan recursos, pero solo tenemos una ley,
no cruzar la frontera.

Yo siempre he destacado entre mi gente por no perder una sonrisa
y para que negar lo evidente, por ansiar la libertad infinita,
así que en contra de dicha ley y de las advertencias decidí desplegar
las velas de mi pequeña barca y surcar los vientos del sur.
Nadie quiso acompañarme en mi viaje por miedo,
cosa que entendí y no me importó.

A las semanas de viaje comprendí el por qué de esa ley...
los cielos se tornaron grises y las fuertes corrientes de viento
me arrastraron hacia la cascada que marcaba los límites de nuestra
tierra, haciendo mi barca trizas y dejándome aferrada a una simple
tabla la cual desapareció cuando caí al vacío; fue en ese momento
cuando sentí un gran dolor en la espalda y de mis hombros brotaron unas
enormes alas blancas, las cuales me fueron inútiles cuando al momento
me prendieron por los brazos dos habitantes de mi ciudad (dos guardianes
que ante mi sorpresa también estaban dotados de dichas alas).

En ese momento comprendí que no venían a ayudarme...
Por orden del Altísimo me volvieron a llevar a la frontera,
me cortaron las alas y me lanzaron al vacío de nuevo condenándome
para siempre...

Así es como yo, Isure Glutiam, descubrí vuestro mundo y éste
el precio que pagué por ello... sobrevolar vuestros cielos siendo
parte de las golondrinas, sabiendo que eso en lo que ustedes creen y
a lo que llaman “paraíso” no existe, sabiendo que es solo una cárcel
de la que no os podré proteger y yo uno de tantos ángeles caídos
condenada por ansiar la libertad.


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domingo, 14 de julio de 2013

Ella.

La conocí una tarde de invierno en la que
llovía muchísimo, ahí estaba ella, empapada
bajo un árbol esperando que parase la lluvia;
yo mientras la observaba, desde lejos y
en silencio sin que lo supiera,cual escultor
admirando sus obras, en silencio... decidí
acercarme y darle cobijo bajo mi paraguas
(el cuál ella aceptó sonriente).

La acompañé varias calles hasta su casa,
ella agradecida me invitó a pasar hasta que
amainase, y yo, cómo no, acepté gustoso.

Era tan hermosa... su piel blanca y pelo
negro me provocaban una sensación
que nunca llegué a comprender...
y su olor... ¡oh si, su olor!... quién pudiese
conservar semejante perfume para que
perdurase en el tiempo...
Dichoso sería el caballero que tomase su
mano y gozara de su mirada al despertar.

Poco a poco fue pasando la tarde,
y con la tarde también la lluvia, así
que con gesto amable me hizo entender
que era hora de abandonar su hogar;
pero yo no quise... no podía dejarla...
la necesitaba, y tras esa tarde no podía
dejarla.

Mis manos en sus brazos la hicieron presa
(era incluso más suave de lo que llegué a
imaginar), mi navaja se deslizó hacia el
interior de su cuello, haciéndola mía para
siempre, y de nadie más...

El perfume de su pelo me acompaña cada
noche, y sus ojos aún brillan para mí,
y sólo para mí.


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domingo, 23 de junio de 2013

Desconexión.

No puedo más, quiero que este pitido constante pare,
no veo luz, no diferencio la noche del día si no es
por que a ciertas horas la presencia de las personas
que hay a mi alrededor disminuye y pasado un tiempo
(que se hace eterno) vuelvo a sentir la voz de mi
madre y su mano en mi frente.

Quisiera gritar, abrir los ojos, mover un músculo
aunque fuese y mostrar que sigo viva, que aun puedo
pensar, que estoy aquí... pero por más que lo intento
no puedo y sentir la angustia que vive la gente a mi
alrededor cada vez me cuesta más.

A muchas personas les gusta jugar con la vida,
hay muchas maneras de hacerlo, pero cuando
ésta se vuelve caprichosa y te reclama no hay forma
de escapar, en ese momento te das cuenta de que no es
un juego aunque a veces lo parezca.
Yo jugaba a algo único para mi, no lo compartía con nadie,
simplemente con las voces que me hablaban,
me decían muchas cosas, incluso poco 
a poco me iban mostrando imágenes y yo las seguía,
era divertido.

Un buen día tomé un camino que me mostraron,
era precioso, poco a poco me fue cogiendo la noche
y decidí sentarme a descansar en uno de tantos 
bancos que había, estaba tan cansada que me dormí 
y ya lo último que recuerdo es que desperté aquí.

Las voces y las imágenes se habían marchado
y mi cuerpo dejó de responder.
El pitido constante ya no lo es tanto, los sonidos 
que percibo del exterior son cada vez más leves y
no hay luces que me guíen hacia ningún lugar.
Puedo sentir la fuerza con la que mi madre abraza
mi cuerpo sin vida ya... y de fondo de oye a un 
médico decir: no aguanta más, desconéctenla.
Desde ese día solo hay silencio y oscuridad.

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